escarchaa

Crítica escrita por Antonio J. Ubero y publicada originalmente en La Opinión.

Esta es una de esas novelas de largo aliento que dejan huella en el lector. El autor se
vale de la mirada de un adolescente para mostrar la incertidumbre, el extravío, de
una España recién parida tras la muerte del dictador. Una novela sutil y brutal a la vez
que demuestra toda la grandeza de un escritor imprescindible en nuestras letras

UN DÍA DE FINALES DE 1975 EL TIEMPO SE PARÓ EN ESPAÑA. El ritmo de los  acontecimientos adquirió una velocidad frenética; muchas cosas sucedieron desde entonces, pero si miro a mi alrededor da la sensación de que nada ha cambiado. Quizás porque los verdugos siguieron en sus despachos, y las víctimas continúan en las cunetas; quizás porque la libertad llegó cuando, cómo y con quien quisieron los que la negaron durante cuatro décadas; quizás porque nunca se supo aliviar el peso de la autoridad, porque el silencio siguió siendo el mejor bálsamo para curar la injusticia; quizás porque el olvido reconforta aunque sea imposible no recordar… quizás porque la herida era tan profunda que no bastaba con una tirita.

Si aún les duele el pasado y leen Escarcha, la nueva novela de Ernesto Pérez zúñiga, probablemente se estremezcan. Si no, seguro que no entienden nada. el escritor criado en granada irrumpe con una banda de tambores y cornetas en el reino del silencio y el olvido, y remueve las conciencias de quienes pastan en sus praderas. No es la primera vez que comete semejante sacrilegio en un país tan poco amigo de los sobresaltos, pues si en Santo diablo escrutaba la simiente del enfrentamiento fratricida a través de una ingeniosa alegoría sobre la lucha de clases, si en El juego del mono ponía patas arriba la hipocresía que soporta el tráfico de drogas en el estrecho, y en El segundo círculo arremetía contra las veleidades del capitalismo salvaje, Escarcha es un golpe directo a la mandíbula de esta sociedad ensimismada e incapaz de enfrentar la mirada de un pasado trágico para conseguir despertar a ese nuevo mapa que algunos quisieron trazar aquel día otoñal de 1975.

Pérez Zúñiga viaja a esos tiempos de desconcierto cuando se escenificaba en España la sagrada transición, para narrar la historia del joven Monte, hijo de las dos Españas que se enfrenta a ese momento crucial en una vida en el que se ha de cruzar la frontera de la niñez. Aún no conoce los rigores de la edad adulta y sin embargo ya fluye por su cuerpo la hiel de la maldad humana. Aún no sabe qué pretenden las manos de su maestro cuando recorren su cuerpo trémulo: es un hombre que ejerce la autoridad. tampoco es capaz aún de comprender lo que se oculta en esa tierra de nadie que separa a sus familias, la del padre, los Montenegro, republicana y antifascista, la de la madre, los Moncada, afín a la santa España de la cuarentena. y él, hijo del desconcierto, nacido avizor de su suerte, reúne las piezas del rompecabezas para componer el itinerario de su existencia. Para ello necesita el pequeño, aunque valioso, tesoro que escondió en uno de los muros de la legendaria alhambra; y una vez recuperado entabla un diálogo interior que impulsa la narración por escenarios donde habita una multitud de personajes que le acompañaran en ese viaje hacia lo desconocido.

Pérez Zúñiga logra con Escarcha una novela fascinante, en la que reúne todos sus recursos creativos y da rienda suelta a su elocuencia para construir una historia que transita entre la introspección y los estallidos emocionales, siempre contenidos en favor de una armonía narrativa asombrosa con la que mantiene a raya las emociones que amenazan con abandonar su nave a la deriva del tópico. Al contrario, el escritor despliega su ya más que conocida destreza literaria para transitar por terrenos argumentales demasiado resbaladizos, valiéndose del temple de su personaje para salvar escollos dialécticos e ideológicos y ofrecer al lector una obra tan monumental como íntima, capaz de electrizar los sentimientos y a la vez mostrar la esperanza de que todo logre recomponerse aunque sea tan sólo a través de un resquicio de la implacable realidad. Escarcha es a mi juicio si no la obra más completa de Pérez Zúñiga sí al menos la que muestra con mayor extensión el extraordinario dominio del lenguaje y la creación literaria ya demostrados en sus anteriores trabajos, todo lo cual hace de esta obra una lectura imprescindible con la que vuelve a dar cuerda al reloj de nuestra historia.

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