Categoría: Ensayos (Página 1 de 3)

La lámpara maravillosa de Ramón del Valle-Inclán

Publicado originalmente el 1 de Febrero de 2023 en  Cuadernos Hispanoamericanos.

La lámpara maravillosa de Ramón del Valle-Inclán

Ernesto Pérez Zúñiga

Retrato de Ramón María del Valle-Inclán

Uno de los libros más importantes que escribió Valle-Inclán -«el libro del cual estoy más satisfecho», según afirmó en una entrevista de 1921- es un libro misterioso y poco leído. Escrito durante unos años en los que Valle-Inclán cambió la corte madrileña por la naturaleza gallega y en la crisis necesaria tras la muerte de su hijo Joaquín María con solo cuatro meses, se publicó en 1916. Quiso el maestro situarlo como número primero de su opera omnia, de las obras completas que estaban por venir y a las que se iría incorporando a lo largo de dos décadas todo el ciclo esperpéntico, que iba a comenzar oficialmente con Luces de bohemia, publicado en 1920. Cuatro años antes, Valle Inclán ya sabía que la piedra angular de toda su escritura quedaba custodiada en su Lámpara.

Se editó otra vez en 1922, con pequeñas variantes que afectaban también a los fascinantes dibujos de José Moya del Pino, que ya ilustraron la primera edición trazando claves gráficas para orientar la comprensión del texto. Luego estos dibujos desaparecieron de las pocas ediciones posteriores, hasta que los ha rescatado, primero, la editorial La Felguera en la edición facsimilar que ha hecho en 2017 de la versión de 1922, con un prefacio de Oscar Linares y una nota de los editores; y, un año después, la editorial Alvarellos, que ha reproducido la edición príncipe de 1916, con una presentación de Joaquín del Valle-Inclán Alsina y un prólogo de Olivia Rodríguez-Tudela Seguir leyendo

¿Por qué la literatura?

Colaboración con el proyecto de Gonzalo Manglano, titulado ¿Por qué la literatura?

 

¿Por qué la literatura? Ediciones Eunate.  Septiembre 2021

Se trata de una recopilación de las respuestas de más de 40 autores a esta pregunta. Escritores y artistas como Mario Vargas Llosa, Elena Poniatowska, Fernando Arrabal, Rosa Montero, Manuel Vilas, Raquel Lanseros, Sara Mesa o Ernesto Pérez Zúñiga hablan de literatura, de libros y de historias y tratan de desentrañar las razones por las que el ser humano ha necesitado contar su historia desde el principio de su tiempo.

Hakai-no-Renga

Ernesto Pérez Zúñiga

I
Literatura
donde el tiempo reúne
nuestros espacios.

II
El tiempo entero
va reuniendo en los libros
cada camino.

III
En cada libro
un encuentro incontable
vence a la muerte.

IV
Dios lee y escribe
dentro de los espejos
literatura.

 

Baobabs en la avenida

Publicado originalmente el 1 de Noviembre de 2022 en  Letras Libres.

Imagen Letras Libres

Imagen Letras Libres

Baobabs en la avenida

Ernesto Pérez Zúñiga

Este artículo comienza en Dakar, un día de parda calima. Una calima que riega de arena las calles y los coches que se aprietan en el intenso atasco de la ciudad. Un atasco lleno de movimiento y de polución y de gente que se cruza con miradas dispuestas a quedarse en la tuya. Dakar no es como yo pensaba. No hay largas filas de gente esperando para escapar de África. No. África quiere ser África. La Universidad de Dakar es enorme como varios estadios con miles de jóvenes que entran y salen de las aulas.

Anoche el primer director del Instituto Cervantes en esta ciudad, Nestor Nongo, me llevó al Xorbi, un bar semiclandestino donde los muchachos de cualquier religión beben cerveza Flag y esperan, viendo fútbol europeo, una dorada a la brasa.  Un lugar que parece estar en ninguna parte pero que inyecta vida intensamente. Sí, eso transmite Dakar: un caldero de la vida. En el Xorbi conozco al hispanista Nzachée Noumbissi, que me habla del gran interés de los jóvenes senegaleses por el español -muchos de los cuales se forman como profesores de nuestro idioma- y por la importancia de traer a Dakar la literatura española. Yo quiero conocer más sobre la literatura senegalesa. La noche sopla sobre las palabras. En las calles aledañas se acumulan los carneros que pronto, en la fiesta musulmana, serán sacrificados. En las dos pantallas del Xorbi, un partido de fútbol de la Liga Española llena de movimiento la imaginación de los jóvenes Seguir leyendo

Turguénev, el ruso que amaba Europa

Publicado originalmente el 1 de Abril 2022 de 2023 en  Letras Libres.

Turguénev, el ruso que amaba Europa

Ernesto Pérez Zúñiga

Retrato de Turguénev

 

Hay que leer a Turguénev. Las recientes traducciones publicadas en Alba, Nórdica o Adriana Hidalgo, junto a las ya clásicas que habitan en las librerías de viejo, lo reivindican como un narrador especialmente interesante para nuestro siglo XXI.

Lo ha vuelto a poner en el foco uno de los libros más citados de los últimos tiempos, Los europeos de Orlando Figes, publicado en España por Taurus en 2020, pero perdurable por los muchos aspectos sociales y culturales que ilumina del siglo XIX.

Figes describe cómo, conforme el ferrocarril extendió sus venas por Europa, se fue sucediendo con una inmediatez imposible hasta el momento el diálogo de lo que hoy llamamos cultura europea; en continua transformación y efervescencia según los ingredientes que se iban mezclando en cada país del continente.

Seguir leyendo

Brevísima poética

 

Un don muy concreto: el de convertir por primera vez en materia algo que estaba ausente, y cuya forma de presencia, repentina, emana fielmente de su impulso invisible.

 

Algo que estaba ausente o perdido desde el origen, algo que permanecía en los resquicios de lo evidente o al otro lado de la membrana de las apariencias.

 

Algo que destellaba  en la calle o en el confín de nuestro universo inconsciente o en el ojo del pájaro que se posa en nuestra ventana. Algo que echa a volar delante de nuestras narices todos los días y que el poeta sabe pescar al vuelo.

 

Pescar al vuelo. Pescar en el silencio. Pescar en el conocimiento inesperado del ser (que es uno y es otro y es el mismo ser multiplicado en una diversidad inagotable).

 

Y ser pescado también. El poeta es pescado por el poema. El poema obliga al poeta a escribirlo. Lo sienta, lo despierta, lo sacude. El poeta solo se sacude el picor del poema al escribirlo.

 

El poeta escribe novelas, compone música, pinta cuadros, fotografía, esculpe. No hay límite de géneros para el poeta. Solo cumple una condición: trae lo que no parecía existir antes de convertirlo en arte, y lo hace de tal manera que el resultado final no podía ser de otra forma. De hecho, esa forma es idéntica a la energía donde se depositaba aquel significado que esperaba ser descubierto.

 

Emoción o conciencia. Cada poema es un pequeño despertar para el poeta y para el lector de ese poema en concreto. 

 

El poema de palabras es un ser de la cabeza a los pies. Tiene rasgos únicos, personalidad, independencia, corazón, pensamiento, conciencia y alma. Le gusta (y es) una música determinada. Habla lo justo para morir en el intento de expresarse hasta el límite. Y, a la vez, sabe callar. Siempre se calla algo.

 

Gracias a ese silencio, surge un poema en cualquier otro lugar.

 

 

Atrapar el Sol

Publicado originalmente en el Papel Nacional de Venezuela, en 2010.

Sobre Combates, de Ednodio Quintero.

Atrapar el sol.

Por Ernesto Pérez Zúñiga

 

En mi primera noche en Mérida, sueño con que recorro la montaña a caballo, como si fuera un personaje de un cuento de Ednodio Quintero. Bajo del páramo que era una leyenda contada por él. Desciendo entre las altas laderas, como regresando por los años que hace que le conozco y que le leo. Sobre el pico del Águila queda una plaza de Madrid, donde le encontré como si él hubiera vivido en todas las ciudades y en todos los libros. Me regaló La danza del jaguar, desde entonces he viajado en esa danza.

     Hay escritores sin mundo, arquitectos de lo que inventan. Hay otros que despliegan en las páginas colinas, sueños y gentes, demonios inacabados, habitantes de un país interno que sólo puede pertenecer al que rige o es regido por él. Es el caso de Ednodio Quintero. Su literatura es única.

Vayamos a Combates, el primer volumen de sus cuentos completos que felizmente ya está publicando Candaya, que recoge textos escritos entre 1995 y 2000, divididos en tres partes, las dos primeras libros ya publicados: El combate, El corazón ajeno, y Últimas historias.

Seguir leyendo

La Ciencia platónica de Giuseppe Tartini

Para acceder a la publicación original pincha aquí.

La Ciencia platónica de Giuseppe Tartini

Ernesto Pérez Zúñiga

 

En la penumbra de su casa padovana, Giuseppe Tartini, el llamado Maestro de las Naciones, persevera en la escritura de su Ciencia platónica. Es muy viejo y ya no puede tocar el violín. En compensación, está tratando de reconciliar la naturaleza y el arte a través del dominio de las leyes del cosmos.

Escribe Tartini: “Es muy fácil que algún fabbro trabaje su pequeña parte mejor que el relojero hace la suya, pero no por ello es relojero, sino fabricante de ruedecillas y soportes”. Él no es astrónomo ni matemático, pero sí un intrépido lector que, además, ha permanecido siempre atento a los fenómenos de la Naturaleza y, en concreto, a los que se manifiestan en la música.

Seguir leyendo

Cuaderno O´Hara

Para acceder a la publicación original pincha aquí 

Jasper Johns (1930) y poesía de Frank O’Hara (1926-1966)

Cuaderno O´Hara

Ernesto Pérez Zúñiga

 

Alonso Quijano entrecierra mucho los ojos al conducir, debe ser casi ciego. Más viejo aún que su propio taxi, listo para el desguace. Envuelve la cabeza calva en un pañuelo rojo. Parece desconocer los caminos principales hacia Manhattan. Se aventura por un suburbio. Escoge una calle estrecha y, después de un centenar de metros, se arrepiente y da la vuelta. Cruzamos muy despacio ante rostros silenciosos que nos observan. Alonso Quijano baja la ventanilla, se le nota muy cómodo escuchando el blues de su emisora favorita. También a mí me gusta. Surcamos una carretera estrecha, junto a un puente en desuso. Espero el momento en que detendrá el auto para asesinarme, mientras escuchamos un poco más de buena música. Hay pocas opciones mejores en la vida.

 

Voy al New Yorker, donde me espera mi amigo Jonathan Blitzer. Las oficinas están en el One World Trade Center, el rascacielos más alto de la ciudad, construido sobre el cadáver de las Torres Gemelas, un símbolo del siglo XXI, la Freedom Tower, pero mi taxista es incapaz de encontrarlo. Se ofusca, me insulta. Pero a dónde crees que vas, maldito capullo, me dice. Que quieres de mí, malandrín, cantamañanas, follón, bellaco extranjero, dónde mierda pretendes que te lleve. Mientras tanto, el rascacielos nos mira desde su altura, allá donde nos movemos, muy abajo, centelleando en cada una de sus paredes de vidrio. Cuando al fin nos detenemos, le dejo a don Quijote una generosa propina. Se sorprende, por supuesto, porque yo le esté agradecido. No sabe que voy a escribir sobre él. Que es la literatura la que me inyecto, como gasolina de 98 octanos.

  Seguir leyendo

Pasar a otro estado. Una crónica colombiana

Publicado originalmente en Cuadernos Hispanoamericanos 

Por Ernesto Pérez Zúñiga

 

Contempladas desde el avión, las montañas -cíclopes de verde interminable- avisaban del poder de aquella tierra, que yo asociaba a los hechos terribles de su Historia y a la convulsión de heridas de buena parte de su sociedad. Sin embargo, aquella belleza me avisaba de que iba a experimentar algo diferente: lo que sucede cuando uno sostiene frente al sol cierto tipo de mineral (un trozo de mica, por ejemplo): sobre la piedra oscura destella un reguero de fulgor.

 

Iba a Pereira, al Eje Cafetero detrás de las montañas, al Festival Luna de Locos, que dirige Giovanny Gómez y que reúne a poetas de medio mundo. En lugares abarrotados de jóvenes leo junto a mis compañeros de viaje (otros españoles, como Luis García Montero, Elena Medel y Jordi Valls; el argentino Juan Arabia; colombianos, como Juliana Gómez Nieto, Lindantonella Solano Mendoza, Mauricio Peñaranda, Arturo Estrada, José Luis Díaz Granados; la galesa Zoë Skoulding, el canadiense Herménégilde Chiasson, el británico James Byrne, entre muchos otros) en la noche cálida, el público sentado en la hierba.

  Seguir leyendo

Los onettianos

Publicado originalmente en Quimera. Revista de literatura,

 ISSN 0211-3325, Nº 366, 2014págs. 18-20

Los onettianos

Para Francisco Raya

Vivíamos en Granada y estábamos saliendo de la adolescencia. Una buena parte de nuestra vida giraba en torno a los libros de Onetti, aunque quizá es más exacto precisar que giraba “dentro” de sus novelas. La primera que yo compré, en la librería más cercana al instituto donde estudiaba, fue Dejemos hablar al viento, atraído por su título. Onetti no aparecía en los libros de la escuela pero impuso su poder literario sobre los demás autores con suma facilidad. Los onettianos no sabíamos todavía que lo éramos pero, casi sin querer, empezamos a movernos como sus personajes.

     Nos afectó primero en la forma de andar.

     Estudiábamos quizá el último curso del bachillerato o la selectividad y aparcábamos los apuntes en un tiempo concreto de la noche, cuando el silencio nos rodeaba y la luz seguía encendida. Era un momento de máxima concentración cuando abríamos alguna de las novelas que nos habíamos intercambiado: Juntacadáveres, Los adioses. Las leíamos sin orden y sin atender a su fecha de publicación. El autor, supimos, estaba vivo y, al parecer, en Madrid, un lugar que nos resultaba más inaccesible que Santa María, porque nosotros visitábamos la ciudad de Onetti cada noche.

Seguir leyendo

« Entradas anteriores