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La Ciencia platónica de Giuseppe Tartini

Ernesto Pérez Zúñiga

 

En la penumbra de su casa padovana, Giuseppe Tartini, el llamado Maestro de las Naciones, persevera en la escritura de su Ciencia platónica. Es muy viejo y ya no puede tocar el violín. En compensación, está tratando de reconciliar la naturaleza y el arte a través del dominio de las leyes del cosmos.

Escribe Tartini: “Es muy fácil que algún fabbro trabaje su pequeña parte mejor que el relojero hace la suya, pero no por ello es relojero, sino fabricante de ruedecillas y soportes”. Él no es astrónomo ni matemático, pero sí un intrépido lector que, además, ha permanecido siempre atento a los fenómenos de la Naturaleza y, en concreto, a los que se manifiestan en la música.

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