Una noche como nunca. Aquí la presentación en vídeo.
Y aquí la crónica en República de las Letras.
Editorial Galaxia Gutenberg. Enero de 2025
Lucía, con 49 años, llega a la Academia de España en Roma para pintar el cielo de la ciudad y rehacer su vida. Bajo un apellido falso, huye del matrimonio que la asfixiaba y de una decisión irreparable que no deja de perseguirla. Mientras un encuentro inesperado la enfrenta a su capacidad de amar, empieza a sentir que la espían y que los secretos de su vida pasada no la dejarán atrás.
En Veníamos de la noche, Ernesto Pérez Zúñiga construye una conmovedora e intrigante historia sobre la complejidad de las relaciones humanas, las búsquedas artísticas, la identidad, la redención, la locura y el amor.
Las contradicciones de la sociedad contemporánea y de la conciencia habitan en esta absorbente novela, donde el resplandor de Roma, con sus claroscuros, es un personaje más.
Entrada
Gioachina me avisó de que Lucía se había refugiado en la nave espacial y que no quería que nadie la encontrara, especialmente yo. La nave espacial. Así es como Gioachina llama al Tempietto de Bramante: «una nave espacial de estilo renacentista». –Me ha dicho que, si preguntas por ella, no te diga dónde está. Habíamos quedado en su estudio para una primera reunión de seguimiento pero, por lo visto, no quería tenerla. La imagino cerrando los ojos dentro del Tempietto. No podía hacer nada. Sólo esperar. El Tempietto la calmaba si se sentaba en el suelo, sobre las baldosas de mármol, y se tomaba el Nolotil que ya tenía entre los dedos. El Tempietto como una gigantesca cápsula de Nolotil, que la engullía a ella y no al contrario, serenando su mente, llevándola de nuevo a la transparencia de su desván interior. Después volvería a su estudio. Y, al atardecer, cuando le pareciera oír un crujido al otro lado de la puerta, se arreglaría un poco y se iría a cenar al Trastevere. Al restaurante que se llamaba como ella, solo que en la parte del nombre que había querido conservar de sí misma, y donde aquel hombre que leía la Divina comedia se la había quedado mirando. Se imaginó que aquella nave espacial de estilo renacentista ascendía por fin y que, al romper la barrera del sonido, lo que caía del espacio era pintura, un cielo inmenso de pintura, un océano de color firme y silencioso, incapaz de traición. |
Publicado originalmente por la Fundación Ramón Areces, como parte del monográfico Las culturas de la inteligencia artificial, en diciembre de 2024.
El 17 de mayo de 2024, participé en una mesa sobre Alianza y redes colaborativas en el CM Málaga.
Sara Magán, coordinadora de la mesa redonda, me invitó a escribir un poema sobre el significado de una Cultura colaborativa. En cuanto leí su propuesta (me la mandó por correo), le contesté con este poema, que casi se escribió solo:
No estamos solos.
Hasta las estrellas que parecen islas se llaman en la oscuridad.
Tejemos juntos la luz de la constelación.
Y los hilos de farolas que peregrinan de calle en calle o de colina en colina.
Así la luz nos revela como buscadores de un alumbrado común.
Cuántas veces me he encontrado con que una vela solitaria se apagaba en mi mano.
Cuántas veces tú me has entregado la tuya y a ti alguien te ha dado otra para que el bosque sea más sagrado.
Sagrado es aquello que luce en común desde una misma energía que resalta rasgos diferentes.
Un haz de luz
es una reunión de hacer juntos.
Haz de hacer.
Un sentido
es una reunión de sentir juntos.
Sentir sentido.
Así crecemos desde la raíz a las ramas.
Hasta las nubes que descargan la lluvia en la piel.
Es cultura: dices al recoger una gota de mi brazo con la yema de tus dedos.
Sí, te contesto, la cultura comienza cuando pones una palabra en la piel, y la compartes.
Hasta las estrellas que parecen islas se llaman en la oscuridad.
Presentación de «Cóncavo«, de Ernesto Pérez Zúñiga y de «El viajero invisible», de José María Pérez Zúñiga (Ambos libros publicados en Sonámbulos Ediciones), en la Librería Alberti de Madrid, el 5 de junio de 2024.
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Traducido al inglés por Ami Olen
Publicado en World Literature Today
You move in me like a wave
You move in me like a wave swayed toward the star that corrects us Living is an act of witnessing I believe in other dimensions Looking is an act of witnessing Sleeping is finding yourself in sea swells as if a feather Dying is a town square You move in me like a wave moves in you |
Te mueves en mi como una marea
Te mueves en mí como una marea que alienta hacia el astro que nos corrige Vivir es un acto de presencia Yo creo en otras dimensiones Mirar es un acto de presencia Dormir es encontrarte en marejadas como si una pluma Morir es una plaza mayor Te mueves en mí como una marea se mueve en ti |
Traducido al inglés por Ami Olen
Publicado en World Literature Today
Field at NightOn a night without you I descend into hell And I invoke the power in its hiding place A night without you becomes hell I send the Black Host to find you: They’ve seen the castle’s secrets They have not seen you at night, in the night, or in lightless sites And so I call on the most ancient sleeping powers I invoke sound-asleep ancient powers, |
Campo de noche Una noche sin ti bajo al infierno Y conjuro al poder en su escondite Una noche sin ti hace un infierno La Negra Hueste mando a rastrearte: Han visto los secretos del castillo No te han visto de noche ni en la noche ni en los confines de sin luz Por eso yo conjuro a los poderes más viejos y dormidos Voy conjurando viejos poderes muy dormidos |
© 2025 Ernesto Pérez Zúñiga
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