Autor: Ernesto Pérez Zúñiga (Página 1 de 7)

La nueva columna de Ernesto Pérez Zúñiga y Adolfo García Ortega: «Dos cabalgan juntos» en Zenda

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Foto: Jeosm

Publicado originalmente el 3 de julio en Zenda.

Zenda inaugura una sección en la que dos escritores exponen su punto de vista sobre un mismo tema. Pérez Zúñiga y García Ortega, como Stewart y Widmark en el filme de John Ford, cabalgarán juntos cada primer miércoles de mes en pos de un único destino: la literatura.

Los clásicos, lugares sin tiempo. Ernesto Pérez Zúñiga

Cuando ya no exista el tiempo, existirán los clásicos. Algunos piensan que los clásicos son los libros del pasado que seguirán leyéndose en el futuro y, que por esta razón, hay pocos motivos para leerlos en el presente. Peor para ellos. No leerlos es perder el tiempo. Porque los clásicos son los libros que logran anularlo.

Los clásicos fundan un lugar intermedio entre la acción del mundo y el sueño del mundo, un desván inmenso y misterioso que esencia la experiencia humana. Dante lo vislumbró simbólicamente cuando situó a Homero y a Ovidio, entre otros, en el limbo, el círculo primero de su Infierno, el territorio más cercano a nuestro acá pero que ya había instaurado sus fronteras en el más allá; donde, como quería Valle, los muertos hablan de los vivos y se contempla la existencia desde la otra ribera.

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«El difícil reto de ser uno mismo», crónica de la presentación de Escarcha en la Librería Cervantes

Publicado originalmente en el portal Foro Abierto.

Ernesto Pérez Zúñiga compartió en nuestro Foro Abierto (Librería Cervantes y Fundación Caja Rural de Asturias) su último trabajo literario, «Escarcha» una historia que narra el recorrido vital del protagonista, Monte, deteniéndose en la infancia y la juventud.

En este camino hay descubrimientos y frustraciones, miedos y deseos, incertidumbres, tentativas, errores, devociones y aborrecimientos. «La podía haber escrito ya con 18 años; uno de los temas que trata es la dificultad de ser tú mismo», afirmó el autor.

Pérez Zúñiga dijo que «cuento la experiencia de crecimiento en una España de transición; es un retrato de esa sociedad, de Granada».

En «Escarcha» hay hasta 50 personajes, aunque el narrador y protagonista es Manuel Montenegro, Monte, un adolescente sensible, amante de la poesía. «Es una novela de catarsis, con muchas capas y muchos temas».

Y es que «Escarcha» es un libro lleno de secretos de familia, tesoros ocultos, amores primerizos, deseos, primeras lecturas, alcoholes, peleas, frustraciones, pérdidas y muerte en este viaje que es la vida, hasta que el protagonista se reconcilia consigo mismo.

El escritor asturiano Ignacio del Valle acompañó al autor granadino.

 

 

«En cuanto despiertas al amor y a la muerte, determinan el resto de tu vida para siempre»

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Iñaki Martínez

Entrevista realizada por Ignacio del Valle a Ernesto Pérez Zúñiga y publicada originalmente en el diario El Comercio.

A los pies de la Alhambra se extiende Escarcha, el sobrenombre que el filólogo y escritor Ernesto Pérez Zúñiga (Madrid, 1971) le da a Granada, el lugar donde residen sus mitos, el sitio donde tuvo su educación sentimental. Brujas e íncubos infantiles, primeros amores, la impregnación de las lecturas, el romanticismo exacerbado de la adolescencia. Los personajes se pierden como única forma de hallarse, y siempre Lorca como fuente madre de toda poesía y tragedia. Este viernes, el autor presenta en Oviedo con el Aula de Cultura de EL COMERCIO, en la librería Cervantes (20 horas), su última novela, que precisamente se titula ‘Escarcha’. Y Manuel Montenegro Moncada, Monte, su protagonista, doppelgänger del escritor y filólogo, descubre la muerte, que es lo mismo que la vida, y con ella el amor, porque cuando nos muramos solo nos examinarán de amor. «Te llamarás Escarcha, ciudad, a partir de ahora. Hielo de noche, desierto de día».

-Su novela ‘Escarcha’ podría ser una ‘bildungsroman’, una obra de iniciación y aprendizaje: ritos, secretos, escarceos románticos…

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Ernesto Pérez Zúñiga obtiene el Premio Cultura Viva

El escritor Ernesto Pérez Zúñiga obtuvo el premio Cultura Viva como reconocimiento por su obra narrativa.

Estos premios, con más de medio siglo de historia, patrocinados por la Asociación Cultura viva, destacan cada año a las personalidades más relevantes en distintas disciplinas como la música, la danza, la ciencia, la arqueología, la narrativa o la poesía.

La Asociación Cultura Viva es una entidad sin ánimo de lucro que durante 28 años ha concedido sus premios nacionales a las distintas manifestaciones de la cultura.  Los autores reconocidos son personalidades destacadas en sus respectivas disciplinas, que exhiben una trayectoria libre de influencias políticas o institucionales.

En años anteriores este premio ha reconocido el trabajo de artistas como Rafael Reig, Sara Baras, y en este 2019 también ha reconocido a creadores como: Manuel Castillero Ramírez (artes plásticas), o Víctor Ullate (Danza).

«Hermetismo ensimismado», reseña de Escarcha en la Revista Turia

Foto JEOSM

Reseña escrita por Luis Beltrán Almería para la Revista Turia.

De “novela de aprendizaje” ha calificado Santos Sanz Villanueva Escarcha de Ernesto Pérez Zúñiga. Es una apreciación muy acertada, pero quizá sea también algo más que eso. Tras una construcción hermética y simbólica -siete secciones de siete capítulos cada una-, Escarcha es una novela que contiene una carga autobiográfica. Es lo que suelo llamar una novela ensimismada. Ese cruce entre el proceso de educación, el simbolismo hermético y la carga autobiográfica es la fuente del interés que suscita esta novela. Explicaré muy sucintamente cada una de las dimensiones de esta obra.

Escarcha es una novela de educación (aprendizaje es otra de las denominaciones posibles, junto a la académica Bildungsroman), porque acoge una imagen del personaje –Monte– en formación. Monte es un adolescente. Abre la novela al cumplir 13 años y termina su proceso formativo unos años más tarde, al salir de la adolescencia. El colegio se convierte en el centro de ese proceso evolutivo. Este género de novelas se caracteriza, entre otras cosas, por la sucesión de experiencias, más o menos traumáticas, que obligan al personaje a ir formando una personalidad. Comienzan con un personaje abierto y concluyen con rasgos de personalidad acusados. También son momentos decisivos de estas novelas los diálogos con personas que se sitúan en un plano intelectual de superioridad –en este caso, con el abuelo Ramón, “héroe de una guerra perdida”– y la presencia de mujeres más o menos demoníacas –aquí la prima Sara y Diana, la amante adulta–. El impacto del proceso formativo suele afectar a otros personajes. En Escarcha ocurre sobre todo con Miguel, el hermano de Monte, pero no es el único.

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Ernesto Pérez Zúñiga: «El miedo, la necesidad de seguridad, nos impide ser libres»

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Ernesto Pérez Zúñiga por Jeosm

Entrevista realizada por Juan Carlos Méndez Guédez y publicada originalmente en Zenda Libros.

Ernesto Pérez Zúñiga (Madrid, 1971) conserva todavía el acento andaluz de sus años juveniles en Granada. También ama los sombreros, y su paso por las calles madrileñas tiene siempre un aire de película antigua en la que siluetas en blanco y negro susurran secretos e historias. Es alguien que vive en la literatura, que la respira, la devora y es devorado por ella. En 2012 obtuvo el Premio Torrente Ballester por La fuga del maestro Tartini, y en 2006 recibió el premio internacional de novela Luis Berenguer por su novela El segundo círculo. Traducido al francés y al rumano, la crítica también ha celebrado con inmenso entusiasmo sus otras novelas: Santo Diablo; El juego del mono; No cantaremos en tierra de extraños; y también su creación más reciente, Escarcha (Galaxia Gutenberg) que en opinión de escritores como Manuel Longares y Luis Mateo Díez representa una de las grandes piezas narrativas de los últimos años en lengua española.

Un primer elemento que me parece llamativo en Escarcha es que no se suma a esa línea épica, quizá maniquea, con la que cierta narrativa española refleja la dictadura y la Transición. El protagonista no tiene carne de héroe, y en sus venas hay sangre de los dos bandos que participaron en la guerra. Es algo dramático, él es su propio Caín y su propio Abel. Parecía más cómodo sumarse a esa corriente de una memoria histórica que un autor como Cercas en su magnífico libro El impostor comienza a cuestionar, pero lo cierto es que aquí no hay concesiones sentimentalistas, sino que hay una mirada sobre una España real que encarnaba en sí misma su victoria y su derrota, su tristeza y su esperanza. ¿No teme que afecte a la recepción de su libro el no reincidir otra vez en una supuesta resistencia heroica?

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