Publicado originalmente el 3 de julio en Zenda.
Zenda inaugura una sección en la que dos escritores exponen su punto de vista sobre un mismo tema. Pérez Zúñiga y García Ortega, como Stewart y Widmark en el filme de John Ford, cabalgarán juntos cada primer miércoles de mes en pos de un único destino: la literatura.
Los clásicos, lugares sin tiempo. Ernesto Pérez Zúñiga
Cuando ya no exista el tiempo, existirán los clásicos. Algunos piensan que los clásicos son los libros del pasado que seguirán leyéndose en el futuro y, que por esta razón, hay pocos motivos para leerlos en el presente. Peor para ellos. No leerlos es perder el tiempo. Porque los clásicos son los libros que logran anularlo.
Los clásicos fundan un lugar intermedio entre la acción del mundo y el sueño del mundo, un desván inmenso y misterioso que esencia la experiencia humana. Dante lo vislumbró simbólicamente cuando situó a Homero y a Ovidio, entre otros, en el limbo, el círculo primero de su Infierno, el territorio más cercano a nuestro acá pero que ya había instaurado sus fronteras en el más allá; donde, como quería Valle, los muertos hablan de los vivos y se contempla la existencia desde la otra ribera.