
EFE
Escrito por Alicia Pardo y publicado originalmente por el diario La Opinión A Coruña.
A Monte no le gusta el colegio. Ni dibujar dentro de los márgenes. Cuando camina por la calle, siente la mirada de las nubes desde el cielo. Sueña con palacios, con ceras azules y con una realidad en la que nada esté encorsetado. Pero la vida le empuja, como decía Ibáñez, como un aullido que nunca termina, y que le lleva a la edad adulta con todas sus satisfacciones y desengaños.
Su historia es la misma de muchos niños de los 70 y los 80, que crecieron en una España que Pérez Zúñiga refleja en la Granada a la que da por llamar, como su último libro, Escarcha. En los silencios congelados de la Transición, tras una dictadura que dejó bandos a día de hoy aún irreconciliables, el escritor narra los años en los que «nos bastaba la tristeza» porque «de ella nacían los monstruos», y las migas de pan perdidas que se quedan entre la infancia y la madurez. Las reflexiones que despertaron en él ambas paradas las compartirá esta tarde a las 20.00 horas en la Fundación Seoane, donde hablará dentro del ciclo Somos o que lemos.