
Emilio Carrillo y Atenea Melgarejo, en el Ateneo de Sevilla.
Emilio Carrillo y Atenea Melgarejo, en el Ateneo de Sevilla.
Crítica escrita por SANTOS SANZ VILLANUEVA y publicada en la Revista Mercurio.
La novela de aprendizaje de la vida suele tener un tratamiento fuertemente intimista porque así se refleja bien el proceso educativo del personaje. Los autores suelen concentrarse en el sujeto imaginario y todo lo demás, el ambiente y el porvenir, ocupa un segundo lugar. Ernesto Pérez Zúñiga comparte en cierta medida esa perspectiva, pero también la modifica con singulares aportaciones. En efecto, el itinerario formativo del protagonista de Escarcha, Monte (diminutivo del apellido, Montenegro), ocupa el centro del libro con muy menudos detalles. El relato retrospectivo aporta generosas noticias de su alma atribulada y un diario del propio Monte desvela conflictos íntimos y traumáticas vivencias. Pero eso es solo una parte de la novela. Otra, de igual importancia, se fija en el marco histórico y social. Por otro lado, además, la anécdota no concluye al alcanzar el protagonista la madurez sino que se abre al futuro. Un largo pasaje final —que se nutre de lo visionario— emplazado en un hamán (baños árabes) añade un interrogante genérico, no ceñido a Monte, relativo al destino. Seguir leyendo
«Tres lectores excepcionales de Escarcha. De frente son Ángeles Encinar, Luis Mateo Díez y Manuel Longares. De espaldas son mi Quentin Tarantino. Mi Tarancuento. Mi cuenencuentro»
Ernesto Pérez Zúñiga
Escrito por Carmen Sigüenza para EFE.
Tras el éxito de «La fuga del maestro Tartini», premio Torrente Ballester, o «No Cantaremos en tierra de extraños», Ernesto Pérez Zúñiga vuelve con «Escarcha», una novela de iniciación, en la Granada de la Transición política, donde habla de cómo la pureza de los niños se extravía en el mundo de los adultos.
Una pureza, que, en opinión de Pérez Zúñiga (Madrid, 1971) «sirve como metáfora porque destroza también la pureza del desarrollo pleno del que será adulto», añade el autor a Efe.
En este sentido, y en muchos otros, «Escarcha», publicado por Galaxia Gutenberg es «una novela de catarsis, con muchas capas y temas; pero en un momento en el que salen a la luz temas como el maltrato o el abuso infantil, esta novela «puede ser un espejo para nuestra sociedad», precisa el narrador y poeta.
«Escarcha» tiene como protagonista a Manuel Montengro (Monte), un adolescente sensible, con alma de poeta que vive en Granada con la sensación de extravío desde su infancia, en medio de una familia con un abuelo héroe de guerra, un sargento republicano que participó en la liberación de París y quien le aporta reflexión y otro abuelo médico, del bando de los ganadores. Seguir leyendo
Publicado originalmente en Zenda Libros.
Escarcha es, de todas mis novelas, la única que ha esperado décadas para ser escrita. Se ha macerado en vida y en silenciosa imaginación. Y ya, tensa como un arco, ha salido disparada hacia las páginas.
La tuve que contener. Era una manada de caballos que podía desparramarse en múltiples direcciones, en una llanura sin fin. Para domarla, fragüé un sistema matemático, que apliqué, en primera instancia, sin piedad sobre la libertad de la escritura. Toda ella giró en torno al número siete. Siete temporadas con siete capítulos cada una. Siete páginas cada capítulo, formado cada uno por un metraje de 2.401 palabras (múltiplo de siete), sin excepciones. Trabajé de este modo en los primeros borradores de Escarcha.
Granada, en las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado. De una dictadura a una democracia. «Escarcha» es el nombre que un adolescente da al mundo donde la ha tocado vivir. Y también es la historia de las diferentes iniciaciones de la vida, con sus desengaños y plenitudes.
Monte nació con una verruga en la frente con la que podía ver el alma del mundo. Cuando se la extirparon perdió esta facultad y la conexión consigo mismo. A partir de ahí, Escarcha propone una investigación en el sentido de la vida, en las consecuencias individuales de nuestra Historia común, en las relaciones familiares y afectivas, en la personalidad e impulsos de personajes tan variados como una mujer que abandona su carrera para cuidar a su familia, un luchador clandestino, una vidente, dos exiliados que rehacen su vida en España, una familia de traficantes, un asesino, sacerdotes, profesores, poetas, gurús, hombres y mujeres, adultos y adolescentes, que marcan la infancia y la adolescencia de Monte.
Dentro de la rica tradición europea de las novelas de formación, Escarcha es una historia singular con resonancias universales. Retrata la España de la transición desde los ojos de Monte, pero también desde una perspectiva coral: la de múltiples identidades dedicadas a vivir su propio extravío, como el profesor de música que se empeña en hurtar la pureza de sus alumnos antes de que se conviertan en adultos.
Escrita con tanta intensidad como armonía, Escarcha es una novela generacional, la novela crucial en la obra de Ernesto Pérez Zúñiga. Un retrato entregado y extraordinariamente sensible del aprendizaje de la vida y del viaje del alma humana, desde la orfandad hasta la reconciliación consigo misma. Está dividida en siete partes o temporadas, cada una de ellas compuesta de siete capítulos. Al modo de las series de televisión, cada capítulo se centra en un episodio concreto de una turbadora trama global que irá atrapando al lector poco a poco. Seguir leyendo
Publicado originalmente en el diario La Razón.
El poeta y narrador Ernesto Pérez Zúñiga (Madrid, 1971) alcanzaba el reconocimiento de crítica y público con «La fuga del maestro Tartini» (2013), una novela que evocaba la vida de un músico del siglo XVIII, obsesivo perfeccionista de su arte y de ambiciosas aspiraciones fáusticas; una trayectoria que acabará confirmando con «No cantaremos en tierra de extraños» (2016), impresionante historia de derrotas y exilios donde aparecía un personaje, Ramón Montenegro, sargento republicano que participará en la liberación de París durante la II Guerra Mundial y que volvemos a encontrar en su nueva obra, «Escarcha», abuelo aquí de su adolescente protagonista, guía moral y referente histórico de una iniciación a la vida. Situada la trama en la Granada de la Transición política, asistimos a la formación personal del joven Manuel Montenegro, Monte, detallándose su proceso de tanteante reconocimiento del mundo: rutinas colegiales, ritos religiosos, secretos familiares, escarceos amorosos y ensoñadas fabulaciones conforman su imaginario juvenil. Se trata de una «bildungsroman» que refleja a la vez, con tierna ironía sentimental, los cambios que experimenta la sociedad española del postfranquismo: la recuperación histórica, el arraigo de la mentalidad democrática y las inminentes aspiraciones modernizadoras. Seguir leyendo
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