Entrevista realizada por Sara Agulló y publicada originalmente por el diario ABC de España el 30 de septiembre de 2016.
El escritor Ernesto Pérez Zúñiga se mantiene firme en su carrera literaria, y lo demuestra con su última novela «No cantaremos en tierra de extraños» (Galaxia Gutenberg), que cuenta la historia de un español exiliado en Francia que vuelve a España a por la mujer de su vida. El libro es un conjunto de aventuras, amores, desamores, amistad, lealtad y mucha historia, la historia de España tras la Guerra Civil.
Pérez Zúñiga, madrileño de sangre y granadino de corazón, estudió Filología Española en la Universidad de Granada y ha publicado ya todo tipo de relatos, novelas, libros de poemas, ensayos, artículos o críticas, entre otros. Destacan las novelas «Santo Diablo» (Kailas) en 2004, «El segundo círculo» (Algaida) en 2007, con el que consiguió el XVI Premio Internacional de Novela Luis Berenguer, y «La fuga del maestro Tartini» (Alianza Editorial) en 2013, por la que ganó la XXIV edición del premio de novela Torrente Ballester.
-¿Por qué decidió escribir sobre la posguerra española?
-¿Qué ha utilizado para documentarse? ¿Más imaginación que historia?
-Para mí es todo una mezcla de ambas cosas. Hay un mundo histórico y un mundo absolutamente imaginario en la novela y mi manera de escribir consiste precisamente en complementar las dos cosas. Efectivamente me documenté, ya que es un tema que me interesa mucho desde hace años y he leído bastante sobre la Guerra Civil y la posguerra.
Hay un lugar muy importante de esta novela sobre el que me documenté en especial, se trata del Hospital Varsovia de Toulouse. Este centro existió realmente y fue fundado por unos médicos que salieron de campos de concentración. Llegó a considerarse como «La pequeña España» francesa, puesto que allí curaban a muchísima gente que cruzaba los Pirineos o que salía de los campos de concentración.
-¿Qué espera transmitir a los lectores con este libro?
-Para mí el mundo de la escritura es una manera de conocerme a mí mismo y de comprenderme. De hecho, salvo escribir, casi todo lo demás me parece confusión. Yo utilizo la escritura para comunicarme con el mundo, entonces escribo lo que necesito escribir, y creo que ese es el secreto para llegar a los lectores, ya que cuando llegas a los lectores es porque conectas con su intimidad.
Para eso, lo que yo trato de hacer es conectar primero conmigo mismo, y así conectar también con el resto. Lo que me interesa de la literatura en general es la unión de almas.
-¿Podría captar toda la esencia de su libro en una sola palabra?
Es muy difícil elegir una palabra. Es una novela de aventuras, órfica, en el sentido de que Orfeo baja a los infiernos a rescatar a Eurídice, como pasa con el protagonista y su amada. En definitiva, un libro de aventuras.
-¿Por qué ha titulado así el libro?
-Cuando los soldados dieron con el templo de Jerusalén, se llevaron con ellos a los cantantes del templo. Después, en la orilla de Babilonia, los soldados les pidieron que cantasen, entonces ellos se negaron a hacerlo. Se rompieron los nudillos para no tener que tocar las arpas nunca más. Fue ahí cuando exclamaron: «No cantaremos nunca en tierra de extraños».
Este es el salmo que va cantando uno de los protagonistas cuando vuelve a España. Uno le dice al otro: «Ya que he perdido un país, salvemos a una persona». Entonces «No cantaremos en tierra de extraños» es la canción del exilio, la canción del que habiéndolo perdido todo quiere seguir buscando.
-En cuanto a la portada, ¿ha decidido usted la fotografía?
-Afortunadamente, la he elegido yo y me gusta mucho. Es una imagen muy periodística. Se trata del periodista Raymond Walker, que cruzó la frontera entre Francia y España para rescatar a un niño. Es una imagen muy simbólica, una persona que se aventura, que arriesga su vida por salvar algo valioso, porque no hay nada más valioso que salvar la vida de otro.
-¿Habrá una continuación del libro?
-Sí, tengo pensado hacer una segunda parte.
-¿Los nombres los ha elegido por alguna razón en concreto?
-He querido recuperar partes de mi primera novela. Manuel Juanmaría es el protagonista de «Santo Diablo», donde el personaje sale de España al terminar la Guerra Civil y es supuestamente mandado a fusilar.
Luego está Ramón Montenegro, el otro héroe. Su nombre viene de Valle Inclán, que para mí es lo mejor del siglo XX español y una referencia estética.
Luego hay personajes que son históricos, muy importantes como es Barsky. O los personajes del Hospital Varsovia que son reales: María Gómez y Héctor Rubio, el director, eran personajes que existieron y a los que quería hacer un homenaje.
Después hay muchos personajes que o vienen del mundo de «Santo Diablo», como Ángeles o me he inventado.