Publicado por Dauro, en Granada, en el año 2000.

Escribí este libro en una buhardilla de Málaga, en el paseo marítimo, frente al puerto. Eran los años 93, 94, 95. 

Veía grandes trasatlánticos que entraban en el puerto, y en sus cristaleras, enormes como praderas, se reflejaba el sol del amanecer, que, solo así, entraba en mi habitación, orientada normalmente a la penumbra. Luego continué escribiendo  Ella cena de día en La Línea de la Concepción, a donde fui destinado como profesor de instituto. Me obsesionaban los buques mercantes que surcaban el Estrecho y encontraba la poesía y la soledad de su salvaje herrumbre. Fueron unos meses cruciales de mi vida que luego inspiraron, una década después, la escritura de la novela El juego del mono.