Categoría: Poesía (Página 2 de 3)

Poemas publicados en Cuadernos del hábito oscuro

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Plegaria del amante solo que pide ser devorado por otro

Congela mi carne

virgen de la ausencia

en invernaderos

de rojas neveras

La  noche está viva

La cama está muerta

Cuerpo a cuerpo

Yo recibí a mi amor cuando empezó tu guerra

Yo destapé las sábanas para  mi amada cuando ladró vuestra ciudad

con una  bomba  a  punto de explotarle en la boca

Yo

-pura  invención de  su regreso-

por fin mordí  su cuello

y pesqué  sus  pezones  con mis  dientes

mientras  huías

entre  ruinas  de  muertos  que  alzan alguna  sola  vez  los  brazos

para  atrapar la  vida.

Yo entrecerré  los  ojos  cerré  los  ojos cuando

ella  cerró los  ojos  entrecerró los  ojos

Vibraban sus  caderas  y sus  senos y vibraba  la  tierra  y rincones  del  aire  y el

mismo fuego

vibraba  dentro de  las  pieles  como un tambor

cuando un disparo reventó tu cráneo

Dormir  sobre  el  espejo

Volverán los  sueños  huracán tu noche

despertarás  solo

despertarás  solo

con lo que  has  querido ser y ya  no has  sido

Definición de  un objeto

No es extorsión televisiva de  los sueldos

No es la cómoda  balsa  en la  que  el  cuerpo descansa  en mitad del  río

avanzando imperceptiblemente  hacia  las  cascadas  negras

Un colchón es  la  materia  blanda                        

En la  que  te  vi  morir

Un colchón es  la  pradera  y el  otoño

donde  yo rodé

enlazada  a  tu cintura.

Un colchón es  éste  que  empujo fuera  de  casa

con la  ayuda  de  mi  padre                                                       

para  no encontrarme  más  con tu olor ni  con la  sombra  de  tu peso.

El tren fantasma y otros poemas por Ernesto Pérez Zúñiga en Buenos Aires Poetry

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Selección publicada en la página Buenos Aires Poetry por por PIPA PASSES.

Ernesto Pérez Zúñiga (1971) nació en Madrid, ciudad donde vive actualmente. Es licenciado en Filología española por la Universidad de Granada, ciudad donde creció y en la que realizó sus estudios desde la infancia.
Entre sus libros de poemas destacan Ella cena de día (2000), Calles para un pez luna (2002), Cuadernos del hábito oscuro (2007), y Siete caminos para beatriz, (2014).
Como narrador es autor del conjunto de relatos Las botas de siete leguas y Otras maneras de morir (2002) y de las novelas Santo diablo (2004), El segundo círculo (2007), El juego del mono (2011), La fuga del maestro Tartini (2013), y No cantaremos en tierra de extraños (2016). También ha publicado en Francia una novela corta, Écrit  le miroir (2016).
Colabora con distintos medios como El País, Cuadernos Hispanoamericanos o Zenda.

 

EL TREN FANTASMA

A mi lado en el tren, un asiento vacío.
Llevo un vestido tuyo.
Le pongo tu cabeza. Lo relleno
de periódicos tristes.
Y lo siento a mi lado con peluca.
Eres este muñeco.
Eres tu peor parte
para los pasajeros.
Te miro, te reprendo.
Vuelves los ojos
y los pones en blanco.
Y explota la cabeza que te puse
por fin.

(DE CALLES PARA UN PEZ LUNA, 2002). Seguir leyendo

Erri de Luca navega por volcanes en barco de vela por Ernesto Pérez Zúñiga en Zenda libros

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Texto publicado en Zenda libros en febrero de 2017.

Es la primera frase que viene a mis dedos después de leer la poesía completa de Erri de Luca, Solo ida, y un tríptico narrativo, Historia de Irene, ambos publicados por Seix-Barral.

Lectores despiadados me habían advertido en contra de él: demasiado mimado por la crítica en Italia y en Francia (y ahora en España), demasiados libros publicados, demasiado combate público, demasiado aventurero. Tantas prevenciones podrían referirse al mejor escritor de escaparate, a un impostor con buena fe, a un Coelho modelado con la arcilla de Pavese. Pero las paradojas de este autor parecen venir de algo mucho más importante que nuestros prejuicios: la falta de ellos, el anhelo de verdad, la solidaridad del impulso, lo terráqueo de su palabra, la devoción profética, la empatía humana, la relación con dioses silenciosos, la riqueza de aventura, el hundimiento en el fuego del lenguaje, el vuelo hacia la imaginación. Seguir leyendo

Estancia

Cuando los árboles se mueven en la ciudad

y vibran sus hojas en un golpe de viento,

avisando del río viejo que corre debajo del asfalto en la ribera,

todo el universo canta,

silba que sigue aquí,

que las calles paseadas también le pertenecen,

son nuestras, dicen las hojas manchadas de humo;

dice la noche eléctrica,

que es la noche de savia,

son vuestras:

dormidos insomnes,

meteoros

de la calzada,

cuerpo tras el cristal;

las ramas avisan,

vuelan sin despegar,

susurran la multitud estelar que nos envuelve,

sangre en el tronco, cemento en la casa,

granito en la acera.

La existencia se roza con canciones de cada materia,

sombras del confín,

que nos hacen,

desde dentro,

presencia siempre.

(Poema publicado en la antología Todo es poesía en Granada: http://www.esdrujula.es/libro/todo-es-poesia-en-granada-panorama-poetico-2000-2015)

Siete caminos para Beatriz

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Después de siete años desde que escribí los primeros poemas de este libro, se ha publicado Siete caminos para Beatriz. 

 http://www.elcultural.es/revista/letras/Siete-caminos-para-Beatriz/35328

http://www.criticoestado.es/el-amor-que-mueve-el-sol-naciente-y-las-estrellas/#more-3548

http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/5664598/perez-zuniga-reescribe-la-beatriz-de-dante#.U2Z1DV45ZnI

http://laslecturasdeguillermo.wordpress.com/2014/03/12/siete-caminos-para-beatriz-de-ernesto-perez-zuniga/

http://elcorreoweb.es/2014/02/25/ernesto-perez-zuniga-baja-a-su-infierno-intimo-y-regresa/

http://www.eldiario.es/politica/Divina-Comedia-inspiracion-Perez-Zuniga_0_232727279.html

http://www.diariodecadiz.es/article/ocio/1717239/perez/zuniga/presenta/una/vision/actualizada/clasico/dante.html

http://www.elcultural.es/noticias/BUENOS_DIAS/5970/Ernesto_Perez_Zuniga

http://www.rtve.es/alacarta/audios/la-estacion-azul/estacion-azul-ricardo-menendez-salmon-01-03-14/2418520/

http://www.rtve.es/alacarta/audios/el-ojo-critico/ojo-critico-20-02-14/2408430/ 

I

Nel mezzo del cammin di nostra vita

muy dentro del estómago más dentro

en selva de neones

callejón de febrero

tu nombre en las paredes

tu nombre en los andenes

 

Soñando un vaso

un felino ha saltado en la botella

Picando hielo

he encontrado la puerta del infierno

 

Ya no voy a saber lo que me pasa

y no voy a saber cómo cruzarlo

el puente de la furia el cancerbero

 

Las botas militares

en el embarcadero

Hay alas afiladas

cruzando por los sueños

 

Ya no voy a saber lo que me pasa

Sobre el fondo del agua va tu voz

En el final del puente va la nada

 

Nel mezzo del cammin di nostra vita

muy dentro del estómago más lejos

en selva de relojes

callejón de febrero

tu nombre en las paredes

tu nombre en los andenes

 

 

II

 

Contra la noche contra la noche

un relámpago

en selva telarañas el camino

figura de Beatriz intermitente

bajo lámparas de neón estropeadas

telarañas en selvas el camino

un relámpago

contra la noche

Beatriz

contra la noche

 

Aúllan lobos que me guardan

brilla negra una piel en la espesura

los bares han volcado sus banquetas

y el serrín

que se apelmaza bajo el malabar

del barman

recoge

mis huellas

 

Ésta es la senda

ésta es la senda

contra la noche.

 

Contra la noche me hallé dando la espalda

al ángel que descansa en el interior de los timbres

a la lentitud de las sábanas

a la transformación de las esponjas

y necesité abandonar mi herencia

vagar por la cabeza del Diablo entre desiertas torres de marfil

 

Ésta es la selva ésta es la senda

contra la noche

 

Contra la noche sueño con tu rastro

aparto telarañas de las grutas

y rompo

escondidos los remansos

que reflejan tus ojos

 

Contra la noche vuelvo la mirada

hacia los barrios donde golpean los martillos

y saltan parabrisas

un coche bomba busca más lentamente aparcamiento

bidones de basura

arden

Hace tiempo que rebasé la entrada

 

Contra la noche avanzas tan deprisa

que siempre por tocar tu rostro

a solo una niebla de mí

a solo tinieblas de mí

contra la noche pasas tan deprisa

que siempre que extiendo mi mano

te mueves en la luz de los neones

y en el fondo de cada pensamiento

tiembla una figura entre las ramas

 

Contra la noche ven me dices

ésta es la selva dices

ésta es la senda dices

hace tiempo que rebasé la entrada

 

 

IV

 

Yo te escribo, Beatriz, cartas oscuras

silencios electrónicos

disparos de la noche que iluminan el bosque

perros de cacería

 

y tú entre géiseres

arbolados

cierva blanca

venteando el peligro que viejos condenados

avisan en sus potros de tortura

cierva blanca

que salta por el fuego

cuando un demonio quiere acariciarte

otro inmovilizarte con su garra lunar

o guardarte en su anillo.

 

Yo te escribo, Beatriz, cartas oscuras

en el visor de mis prismáticos

mientras desciendo círculos del valle

en el cráter de la isla de los muertos

allá arriba radiantes cordilleras que llaman Purgatorio

donde dicen que aludes de nieve te sepultan

y hacen pensar

 

la cierva blanca

tus pasos en las rocas rojas

me hacen pensar

mi cierva blanca

si un géiser del infierno te detiene

compruebas que te sigo como puedo

y sigues avanzando.

 

 

VII

 

En el paraíso

te voy a perder.

Miro los jardines,

rosales de estrellas,

te voy a perder.

Los dos de la mano

durante el desierto,

ciudad luminosa,

neones de fiesta,

te voy a perder.

Botellas de whisky,

ángeles desnudos.

Sobre los cristales

de la gran berlina

se reflejan rostros

tan maravillados.

Quisiera llevarte

al hotel dormido

lejos de las vírgenes

y las mansas fieras.

Tigres de Bengala

deleitan el tráfico.

Pasean jirafas

dentro del casino.

Quisiera llevarte,

callejón secreto.

Huyamos muy quietos

de este paraíso.

La noche se funde,

los taxis te llaman,

rosales de estrellas,

rosales de estrellas.

Y haberte logrado,

en el paraíso

te voy a perder.

Antes de la casa,

callejón secreto.

Sueños de frontera

suben los coyotes.

Quisiera abrazarte

en el purgatorio.

Prefiero seguirte

por todo el infierno.

Los dioses te buscan

y me dejan solo.

Se detuvo un coche.

“Es la gran berlina”.

Te abren la puerta

y me dejan solo.

En el paraíso

te voy a perder.

30 de marzo, por ejemplo

Hace unos años, en un día similar a hoy, escribí este poema que luego se publicó en Cuadernos del hábito oscuro:

 

30 de marzo, por ejemplo

Te levantas sin más, tranquilamente, un domingo de marzo con cambio de hora,
mira el cielo: llueve,
pones agua y pan a calentar, y la habitación se llena de olores y del recuerdo de algunos muertos: un gesto, una costumbre, los alimentos que ellos preferían para el desayuno de las mañanas de domingo,
justo ese recuerdo
cuando muerdes el pan ya caliente, cuando intentas beber el líquido ardiendo, y puedes sentir todavía “lo caliente”, y te permites el lujo de maldecir “lo ardiendo”.
Los alimentos se adentran por tu cuerpo, los digieres, como los muertos hacían hace tan sólo unas semanas o unos años,
lo mismo da,
y tú te sigues preguntando: ¿qué haré esta mañana de domingo?

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